Sábado 16 de febrero. Bar Discos Monterey.




Como no nos hemos cansado de repetirlo todos
estos años, a los de
Bostezo no nos
puede ir mejor. Y por lo visto, tampoco a Malatesta Records, que, sobrados de
confianza (es lo que tiene que no te pueda ir mejor), son capaces de
autocontraprogramarse. Así de desprendidos somos en Valencia: "xé, ¿para
qué convocar solo un evento si también podemos convocar dos?". Pues eso,
que a la misma hora de la presentación del concurso
PONLE MÚSICA A VALENCIA
(convocado por la
revista Bostezo
y
Malatesta Records, con 500 euros en premios), la misma Malatesta Records también
había convocado en la sala El Loco Club un concierto matinal con
El Ser Humano
y
Lülla, dos de los estandartes de su sello discográfico. ¡La casa por la
ventana! ¡2 x 1, señora!

Pero luego va y las cosas incomprensiblemente nos funcionan (debe de
ser un talante relajado y un optimismo a prueba de hecatombes ante la evidencia
de que todo nos podría ir muchísimo peor). En
Bostezo,
imagino que en Malatesta también, hemos aprendido a medir a los asistentes en
función de su calidad y no de su cantidad. Así, no nos queda más que agradecer que más de un tercio de los 19 miembros del
jurado hicieran acto de presencia
(Raúl Tamarit de Mislata Radio, Mike Calvo de
Gramola de Keith, Rubén Soler de
Cápsulas musicales, Raquel García
de
Bostezo, Juanma Sánchez de Artefactos, Javier Pérez de
Amigos del Crimen y los periodistas Daniel Grau y Mariche Soriano) y que un nutrido grupo de cantautores
(Pentatrónica,
Amatria,
el Jipi del Arroyo, el propio Néstor Mir, Antonio de
Dwomo,
Rafa en su Pecera, Raúl Tamarit o los Vetusta morla con su ópera 2.0.
Sentencia definitiva del contencioso valenciano-catalán) nos regalaran una pizca de su caudal
musical en una jam desenchufada. Pues de eso se trataba. Andaban también por
aquí distinguidos miembros del parasistema cultural valenciano (Inés Plasencia
dixit) como David Estal (de
Desayunos con viandantes); Altea Molins y Adrián Persani (del Pinball); Marc Sempere (exJalea
Real,
capitost de
Compartir dona gustet) que se marcó un poema del Estellés, y
Markitxu, de
Falles Populars i Combatives,
que este año conmemoran su décimo aniversario.

¿Si no les digo yo que por aquí
se pasó la mejor flora que ahora mismo brota en la terreta? Solo faltabas tú. Y
ellos. Y el resto.

Y fue un regalo que Antonio de Dwomo se
marcará sus
bombes de xocolat. Y que el Jipi del Arroyo
volviera a sorprendernos, cada vez más desatado sobre los no-escenarios,...
Rafa en su Pecera nos regaló su disco
De Winconsin al cielo en formato CD y
Néstor Mir, y susPotencias del Este, el suyo (interpretado en francés), además de un
recopilatorio del sello Malatesta. Y, claro, allí también estaba Víctor Romero,
de
Monterey Discos, ese señor con bigote que si no existiera
tendríamos que inventarlo ("puede que los haya mejores, pero yo no los
conozco"). Y estaban los de
Bostezo, nosotros (David, Sergi, Raquel
y el otro). Y estaba también Pol, el suscriptor más joven de la revista (se
suscribió con año y medio), un niño que, a pesar de eso, da la impresión de
estar creciendo muy sanote (a ver si cunde el ejemplo). Y se pasaron, aunque no
tocaron, los
Rajoy Division (Alex y Simón) y
Senior sense el Cor Brutal. Y todos en estado aparentemente
sobrio, al menos al principio.

Y, como colofón, un regalo de Paloma, Natalia y
Kiko, esto es, Empalmada, banda gestada para nacer y morir en una mañana (tan
valenciano esto) con una sola canción en forma de versión del
Ná de ná
de Los Enemigos en clave valenciana, con bajoquetas, Albufera, cazallas y
paellas que no son domingueras. Una canción improvisada ("ensayar es de
cobardes") en media hora en un parque cercano y que fue el cierre
apropiado ("no podía ser mejor") a la presentación del concurso, que
no a la jam porque está continuó hasta bien entrada la noche, dinamizada por el
sempiterno Jipi del Arroyo y una señora de Madrid que había venido con su marido
alemán a pasar el fin de semana a Valencia y se encontraron con esto, es decir,
con nosotros. Estoy seguro de que el Jipi, Sergi y el otro (que, iluso y
autoengañado, por la mañana se había hecho planes de pasar la tarde leyendo a
Monterroso) batieron el record de permanencia en la historia habida y por haber
del Monterey (gracias Eva por aguantarlos): once horas sin moverse de allí en una
'neverending jam', como la bautizó el primer bajista de La Habitación Roja, que
es ni más ni menos que David Barberá (esto es verdad, dice que se lo dejó por
Bostezo, eso debe de ser mentira). Alambicados con trombones,
cañas y boquerones (si llego a saber que me saldría un pareado tan lamentable
con -ones, nos pido unas anchoas).

Así pues, e
l concurso va viento en popa ("no nos puede..."). Vamos tan sobrados
que los
flyers se nos quedaron olvidados en un cuartito oscuro.
Pero estamos convencidos de que el gremio musical valenciano responderá en masa
antes de la medianoche del 30 de marzo. Y si no, si no,... 'si no' es una
opción que no contemplamos. Además de los tres premios en metálico, tenemos
treinta y ocho de las orejas má
s atildadas del panorama musical de la ciudad
esperando para escucharles. ¿Qué más necesitarán para enviarnos un tema sobre
Valencia (no necesariamente inédito) como eje vertebrador de este mapeo sonoro
valenciano?
Y Néstor, la próxima vez no nos
autocontraprogramaremos con dos conciertos al mismo tiempo. Será mejor hacerlo
con tres o cuatro, y dos presentaciones de
Bostezo.
Así fraccionaremos más a nuestro público potencial, ese del que, en tiempos
digitales, una revista de arte y pensamiento en formato papel y una
discográfica que edita y difunde CD´s no es que vayan precisamente muy
sobrados. De todas formas, en
Bostezo nunca gustaron mucho las
multitudes. Y no sea que comiencen a llegar un día de estos y nos jodan el
invento.